En esto estamos...

Parar la pelota. Pensar. Otear el horizonte. Levantar la cabeza en la mitad de la cancha y dejar de correr por los laterales mirando al suelo. Hay formas de trabajar la seguridad. Pero lleva tiempo. Planes. No hay respuestas en la urgencia. Este no es un blog urgente. Hay que abrir los ojos. Mirar al otro. Sentirlo. Traerlo. Acá vamos a tratar de reflexionar, de jugar corto para llegar lejos. Vamos a discutir la inseguridad y analizar las políticas de seguridad. Hoy, en general, no hay verdades ni mentiras: hay apuro hueco y complicidades. No nos bancamos el discurso dominante sobre la inseguridad y somos críticos de las cortas respuestas progresistas. Vamos por más. Vamos al hueso. A donde duele. A veces duele sentir y muchas otras, pensar. Somos Criminal Mambo. Un blog sobre seguridad ciudadana del campo nacional y popular.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Verde paisaje del infierno



Inmigración. Espacio Público. Represión.

Lupus, quiero contarte que estoy asqueado. Preocupado. Absorto. En este par de días el acontecimiento de Soldati dio origen a un escenario absolutamente patético y miserable. Disculpame si estas sensaciones que te transmito son muy visearles pero la verdad, no puedo salir del estupor y la repulsión. Son palabras que brotan del corazón y la cabeza. Son las ganas de salir corriendo y parar con todo este desquicio.

Quisiera ordenar un poco las barajas que componen este juego. Vos sabes que a mi me gusta ordenar y aclarar los panoramas. Me parece que así es más fácil entender y entonces así, buscar soluciones a los asuntos, o ideas, propuestas, something in the way.

Inmigración

Lo peligroso del discurso de ayer de Mauricio Macri es la mentira. Porque la inmigración en la argentina no es un problema. Contamos con una ley reconocida en todo el mundo como de avanzada y se procura abordar el tema migratorio desde una perspectiva contenedora y no expulsora.

No obstante el marco legal y regulatorio, en el que además se ha avanzado en acuerdos bilaterales con los países limítrofes y próximos, la cantidad de migración que recibe la argentina no es ni descontrolada ni capaz de producir colapso alguno en la infraestructura y la economía del país. Si todos los bolivianos quisieran venir no habría problema, espacio sobra, lo que no hay es una política demográfica. Y este es el quid, porque el problema en las grandes urbes no tiene que ver con la nacionalidad tiene que ver con la pobreza y el hacinamiento.

Quienes se mueven a los centros urbanos y su periferia, pobres de toda pobreza, buscan paliar una situación desesperante. Encontrar un rebusque y vivir con las sobras del gran consumo. Es así en todas partes del mundo. Y el Gran Buenos Aires no escapa a esa situación.

Hay una peli que se llama Megacities, en ella se exhibe la vida en las ciudades de más de 10 millones de habitantes: Bombay, DF, Moscú y Nueva York. Tranquilamente podríamos poner al GBA en este listado de ciudades. Hay una escena en que un breve cause de agua recorre la calle en medio de una barriada muy pobre de Bombay, en su paso acumula todo tipo de desperdicios. La cámara secuencia sigue el curso de hilo de agua moviéndose, circulando el pobrerío, hasta caer por una especie de acantilado que corta abruptamente los límites del barrio y forma un enorme piletón más abajo. Ese piletón esta infesto, pútrido, la textura parece del petróleo, espesa. Si las películas pudiesen olerse sería insoportable. Hasta ahí la escena es triste, imposible de ignorar, marginalidad absoluta. Pero se vuelve dantesco. De lo profundo del piletón emergen dos cabezas que buscan entre el agua oscura el desecho de los marginales. Estupor.

Si bien la gente que ocupó y ocupa en estos días el Parque Indoamericano no reviste estas condiciones tan extremas, sí está escapando del desecho marginal para intentar conseguir la posibilidad de prosperar construyendo su casa en la zona más pobre de la ciudad, con los vecinos más pobres y en el contexto de infraestructura y cobertura más desamparado y desprovisto que sea posible: El de la ausencia del Estado. Ausencia que además permite la instalación de mafias que lucran con la necesidad, ya que el gobierno de la ciudad (y algunos otros del área metropolitana porque no) ignora por completo la desesperante situación habitacional de gran parte de la sociedad permitiendo que estas organizaciones intervengan en el entramado colectivo. 

Pero vuelvo a la inmigración. Copio y pego. Por Brenda Canelo.

La Ciudad de Buenos Aires reúne una gran cantidad de migrantes, entre quienes los provenientes del área andina central (Bolivia, Perú y noroeste argentino) están fuertemente representados. La inmigración desde Bolivia, junto con la de otros países limítrofes, fue constante desde los inicios de la existencia de Argentina como país y representó siempre aproximadamente el 3% de la población nacional total. No obstante, “ante el cese de la migración de ultramar (los migrantes limítrofes) pasaron de representar el 9% de la población extranjera (1914) al 60% en 2001” (Ceriani Cernadas et al, 2005), constituyéndose así en un colectivo crecientemente visibilizado por el resto de la sociedad. (…) A lo largo del tiempo, tanto los migrantes limítrofes como los peruanos fueron convertidos en el prototipo de la “inmigración no deseada” y, con particular énfasis durante las dos últimas décadas, se los responsabilizó del creciente desempleo y delincuencia (Golluscio et al., 2002; Grimson, 1999 y 2003; Belvedere et al., 2004). Especialmente debido a las trabas legales existentes para documentarse en Argentina, a sus comparativamente bajos niveles de instrucción o, en el caso de los peruanos, a la devaluación de sus calificaciones producida en el contexto migratorio, estos migrantes han visto restringido su acceso al mercado laboral local, debiendo recurrir por lo general a trabajos precarios, mal pagos e insalubres. Por su lado, la migración desde Salta y Jujuy es parte de los desplazamientos internos, iniciados en la década del treinta y profundizados hacia 1940, en conexión con el nacimiento y consolidación del peronismo y con el modelo de sustitución de importaciones. Dicha migración fue leída en términos racistas desde el “nosotros hegemónico” que recurrió a metáforas como “aluvión zoológico” y “cabecita negra” para caracterizarla, actualizando así la histórica disputa entre el puerto y el “interior” del país (Ratier, 1975; Belvedere et al., 2004).

Entonces. A ver. Repasando. El volumen migratorio no constituye ningún tipo de amenaza. La situación se plantea en qué política demográfica se tiene que dar la argentina para que todos esos migrantes no se vean en la necesidad de trasladarse casi exclusivamente al GBA. Es una discusión un poco más amplia pero urgente. Si concentramos cada vez más población en menos espacio es lógico que haya problemas de seguridad, tránsito, utilización del espacio público, etc, etc.

Una idea es trasladar dependencias del gobierno nacional que no tiene sentido que permanezcan en el área metropolitana. Ejemplo: cuarteles militares, áreas ministeriales de Desarrollo Social, Salud y Defensa. Otra cosa es incentivar la radicación industrial en otras partes del país y garantizar una infraestructura logística que permita mantener costos competitivos.

El Jefe de Gobierno de la Ciudad oculta su incapacidad incentivando el discurso xenófobo y fascista. La incapacidad de prever, atender y contener ha sido una constante es su gobierno, como lo ha sido también el deslindar responsabilidades. Su discurso es peligroso, activa la fuga de la discusión hacia un lugar del que se alimenta la violencia, que es el temor al otro, la estigmatización y la identificación del visitante como el enemigo. Viró hacia la radicalización de la derecha como pasa en todo el mundo pero, a diferencia de otros países, Mauricio Macri le suma su inutilidad total para la conducción política. Genera situaciones que no sólo no son conducentes en la solución de un problema particular sino que, además, ni siquiera puede capitalizar electoral o políticamente, ya que todo su andamiaje se sustenta en el marketing. Y lazando esto desde el marketing, apoyado por la perversión mediática, todo se vuelve extremadamente delicado.

Espacio Público

Hace algunos días colgamos algo sobre la recuperación del espacio público. Que tenía que ver con retomar la participación colectiva en la calle y no solamente con la puesta en valor del mobiliario urbano.

El problema del sur de la ciudad es que el macrismo ha omitido ambas cosas. No ha generado políticas suficientes para que la gente recupere su vida en las calles ni ha puesto en valor la infraestructura. El caso que vemos estos días del Parque Indoamericano es ejemplo de ello.

Si hubiese una preocupación real del gobierno de la ciudad por la preservación de este parque se hubiese invertido mucho antes en su cuidado y preservación. El Parque Tres de Febrero también es grande y dudo que puedan instalarse 1000 familias de un día para el otro sin la pronta intervención del aparato estatal.

Esto nos da pie a lo siguiente. Espacio público descuidado y ausencia de las agencias del estado: lugar propicio para la ocupación. Y cómo responde la derecha ante esta ecuación, con represión.

Es decir. Abandono + ausencia + ocupación nos da que la intervención estatal es la represión.

Represión

Tomando en cuenta la ecuación anterior la derecha interviene así. Con la policía. Mientras en el norte de la ciudad genera espacio para el bicing, el running y el skating en el sur te pega o te mata. Liso y llano.

Las fuerzas policiales (todas) en nuestro país y en casi todo el mundo no pueden intervenir en conflictos sociales más que por medio de la represión. No porque tengan que hacer eso, sino porque están preparadas y está en su ADN ese modus operandi. Ven quilombo y pegan. Ergo, la solución no es mandar a la policía. La salida es la intervención de otras agencias del Estado.

Y esta intervención se da para todos los casos. No puede ser nunca más que la representación estatal en las barriadas populares este a cargo de la policía. Que la regulación, la contención y hasta la solución de los conflictos se conduzca a través de una agencia de seguridad es irresponsable.

Soldati

El problema de Soldati debe solucionarse de alguna manera. Preferentemente en la vía más urgente que se encuentre. No sólo porque la gente que ocupó el parque esta viviendo y pretende construir en condiciones infrahumanas sino también porque se ha colado un discurso horroroso y violento, de enfrentamiento entre pobres y de responsabilidades políticas deslindadas.

Es preciso que se entienda que de aquí en adelante el cause debe venir por otro lado. La prevención. Recuperar y poner en valor el espacio público, presencia policial para garantizar la seguridad con carácter preventivo y disponibilidad de distintas agencias del estado para contener a la población en riesgo. El discurso beligerante y xenófobo además de peligroso es inconducente.

En paralelo deben comenzar a pensarse una política demográfica nacional y a reformar las fuerzas de seguridad para que sucesos como los de Villa Soldati no vuelvan a sucederse. Para que no vuelva a ser un verde paisaje del infierno.

3 comentarios:

PC dijo...

excelente aporte de la terrible realidad del abandono en que se encuentra Soldati. Y aportes sumamente importantes para contrarrestar el discurso peligrosamente conservador y retrograda de Macri.

Darío dijo...

Encuentro ciertos errores, a mi entender.
En tu post, se trata de solucionar un problema concreto e individual, con "politicas generales".
Por lo que decis, para Macri y la Ciudad de Buenos Aires, la inmigraciones un problema.
A ver si me seguis: Decis que la inmigracion de limitrofes, es un porcentaje chico (q no seria de mas del 10 % de la poblacion), por lo que no representa un problema (y por eso decis que es xenofobo). Pero cuando ese 10% extra, se acumula TODO en las grandes urbes, es un problema (si no estan preparadas las ciudades para recibir ese caudal de gente, colapsa todo)
Por otro lado, MUY BIEN destacas el verdadero problema. No es la inmigracion, es que se quieren juntar todos en Buenos Aires (ponele que en rosario, cordoba, etc. tmb, pero no es el caso). Eso le genera un problema a Macri (jefe de gobierno de buenos aires).
Ahora, el no dice, o por lo menos no intentó, echar a todos y cada uno de los inmigrantes.
Pero cuando esa gente busca ocupar un predio que no corresponde que ocupen, que mas podes hacer que sacarlos?
Como los sacas? con la Fuerza Publica, que como bien decis estan entrenados para eso, y ademas es SU funcion y razon de ser.
Ahora bien, tenes razon en cuanto al problema demografico y a la desidia del estado en ciertas extensiones de tierra. Asuntos que deben ser resueltos, y todos deberiamos preocuparnos xq se resuelvan (y no escandalizarnos solamente cuando se producen desalojos)
Esta bien, Prevencion (prefijo pre, de antes), esta perfecto. Instalado el problema, que? Si la gente no tiene derecho de ocupar esos predios, no los pueden ocupar. Punto.
Por otro lado, para los "pseudoprogesitas", porque tienen que instalarse en las grandes ciudades? El discurso que veo, es dejenlos que ocupen esos predios, si total no "se usan" y esas personas tienen derecho a una vivienda digna (lo que es cierto, pero no creo que alli construyan viviendas dignas). Pero nunca escucho discutir una politica demografica enserio. Que tal usar las tierras y campos fiscales que se encuentran en el interior para construir viviendas (dignas enserio), urbanizar, crear puestos de trabajo, promover la relocalizacion de industrias (lo q decis de las dependencias nacionales tambien), y que esa gente no se vea "obligada" ni este desesperada por ubicarse en la capital federal?
Espero no armar mucha polemica, saludos

Anónimo dijo...

Muy bien Dario. Adhiero.