“En lo que respecta a XXX, uno de los efectivos lo sujetó fuertemente de los genitales y luego lo golpeó en reiteradas oportunidades con su bastón para finalmente pegarle patadas en diferentes partes del cuerpo”
Esto ocurrió hace más de dos años, en Palermo cool. Muy cool. Es uno de los pocos casos donde la justicia avanza, investiga y procesa. Los polis ahora van a tener que comerse un juicio oral.
Hay muchas más historias de estas que conocimos en los últimos años. Casi siempre las víctimas son jóvenes, nunca son de clase media alta. En este caso todo empezó por impericia policial (persiguieron a los tiros a personas equivocadas). En la mayoría directamente las persiguen sin motivos. Disparan, por las dudas. Pegan. Y después preguntan. Mientras tanto, en otros lugares de la ciudad se cometen diversos delitos con complicidad o negligencia de la policía.
En esta navidad estamos ante una oportunidad histórica de sentar las bases de una política de seguridad y policial donde estas prácticas no existan más. Se nota en el discurso de la Ministra Garre el tono de su política, las definiciones. Primero hay que investigar, después perseguir y, si corresponde, finalmente detener. Esa es la labor policial. Si el supuesto delincuente usa la fuerza la respuesta debe ser proporcional a esa fuerza. Si no usa la fuerza, el policía tampoco debe ejercerla. La policía debe darse vuelta y mirar de frente a la democracia. Es de primer grado lo que estamos diciendo. Pero en Argentina todavía la Policía Federal no empezó la primaria. Ahora parecen que están obligados a anotarse todos. Felicidades.
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