Che, Rulo, no falta mucho para que algún gracioso nos diga: “es la seguridad, estúpido” como si desde ahí saldrían todos los problemas de nuestra sociedad. Y que se piense, con la utilización de esa frase adaptada, que, con seguridad, se resuelven los dramas sociales y se ganan elecciones. Esta semana, que viene cargadita como pocas, los temas de seguridad son record. Una buena noticia es que no lo son porque hubo un muerto que parecen muchos por su repetición en la tele. El tema es tapa porque se trata de políticas de seguridad y eso, en algún punto, es bienvenido.
La mala noticia es que, como siempre, aparece en la superficie lo que menos importa y hay que bucear un poco para encontrar las bases, las explicaciones, los fundamentos del problema. Y no hay que hacer mucho esfuerzo, no es un relato al estilo de un cuento de Hemingway (donde la clave es no decir, sino sugerir, donde un relato visible esconde un relato secreto) sino que acá todo está a la vista solamente que muchos eligen no verlo.
El gobierno de Macri desde sus días de campaña, pasando por los seis meses que tuvo para “preparar los equipos” y fundamentalmente en la gestión, se ocupó principalmente de la imagen, de la palabra, de lo visible; y no de lo real, de la transformación, de la gestión. Esto es la puesta en práctica del famoso abrupto: “el fin de la historia”. Termino la historia, empezó la imagen. Por eso Duran Barba como jefe de gabinete real. Imagen y no gestión, palabras adecuadas en TN en lugar de la rosca en el palacio de gobierno. Denuncias penales sin fundamento, con el solo objeto de que aparezca la noticia.
Y eso convierte que una medida que quiere “la gente” se transforme en una medida que en realidad no quiere “la gente”. Es habitual escuchar como demanda de un sector de la sociedad más presencia policial en las calles. Aclaraciones: en los talleres que se hicieron el lunes en la primera jornada del programa de participación comunitaria del Ministerio de Seguridad no era eso lo que pedían los vecinos y vecinas del sur de la ciudad. Se sabe que la presencia policial por sí sola no resuelve el problema de la violencia y el delito y que, en muchos casos, hasta los incentiva. Pero bueno, lo absolutamente cierto es que una política de seguridad que tienen por objeto prevenir y conjurar el delito parece mucho más razonable con policías en las calles que adentro de una oficina. Y eso es lo que hay que discutir, lo que hay que ver. Y no lo quieren mostrar. Se dijo que iban a quedar sin policías los tribunales. Horror. Mentiras. Ahora sacar un policía del edificio de Rentas es dejar a la sociedad desamparada. Macri suele decir que “no se puede salir a la calle” por la inseguridad. De Narváez dice que es cierto que se venden más autos pero que “para qué sirve si cuando te llevás el auto de la concesionaria te roban en el camino a tu casa”. Ahora va a haber más policías en la calle y en el camino a casa. Pero estamos desamparados.
Lo real: el Ministerio de Seguridad de Nación decidió dentro de su plan de seguridad para la Ciudad poner más policías en calle. Dentro de las alternativas factibles y convenientes se decidió reconfigurar la figura del servicio de policía adicional. Recordemos, Rulo, que eso significa horas extras y que eso tiene como consecuencia que los policías descansan menos, la carga laboral afecta su salud y en consecuencia se ve perjudicado el servicio que tienen que dar a la comunidad. Un policía cansado y con problemas de salud no va a tener todas las luces para tomar una decisión adecuada ante la aparición de un problema. Lo ideal en un modelo policial moderno es eliminar las horas extras o adicionales. Varias policías provinciales lo tienen prohibido como por ejemplo la Metropolitana. Uy, Rulo, La Metro. ¿Qué hacemos? Parece que ni sirve ni para espiar.
Macri debería dejar de llorar y ponerse a laburar. Con lo que aprendió en la escuela primaria le alcanza para resolver el problema. Primero, tiene que sumar todas las horas adicionales que no le pagó a la PFA (puede usar una calculadora y lo hace al toque) y entender que las deudas se deben pagar. Y después (que lo ayude su ministro de Haciendo sino) tiene que saber que el reemplazo de los objetivos que eran cubiertos por la PFA con módulos de policía adicional contratados por la GCBA podrían ser cubiertos con el servicio ordinario (8 hs) de alrededor de 600 polis metropolitanos. Gestión o palabras.
Pocos saben que, además, existe en la Ciudad en cuerpo de Policía Comunitaria: Federales que les paga la Ciudad y que deben cumplir los objetivos que la Ciudad decida. ¿Qué pasó? Macri la desactivo. Entonces, dejémonos de joder, posta.
Si hay zonas o dependencias que son sensibles se debería asignar recursos ordinarios de las instituciones de seguridad. La queja no debe apuntar a los adicionales, sino a lo normal. Ese parece ser el objetivo de Nación: designar policías en su servicio ordinario donde se necesita para prevención o conjura. Tanto que dicen que se necesita una política seria, programada, etc, etc.; esto va en ese camino. Lo demás son espasmos mediáticos, de una manga de Intrusos de la política.
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