En esto estamos...

Parar la pelota. Pensar. Otear el horizonte. Levantar la cabeza en la mitad de la cancha y dejar de correr por los laterales mirando al suelo. Hay formas de trabajar la seguridad. Pero lleva tiempo. Planes. No hay respuestas en la urgencia. Este no es un blog urgente. Hay que abrir los ojos. Mirar al otro. Sentirlo. Traerlo. Acá vamos a tratar de reflexionar, de jugar corto para llegar lejos. Vamos a discutir la inseguridad y analizar las políticas de seguridad. Hoy, en general, no hay verdades ni mentiras: hay apuro hueco y complicidades. No nos bancamos el discurso dominante sobre la inseguridad y somos críticos de las cortas respuestas progresistas. Vamos por más. Vamos al hueso. A donde duele. A veces duele sentir y muchas otras, pensar. Somos Criminal Mambo. Un blog sobre seguridad ciudadana del campo nacional y popular.

viernes, 22 de octubre de 2010

Los límites




¿Dónde ponemos a las políticas de seguridad en el asesinato de Mariano?
Hay una cuestión que se está esbozando y que resulta clave: los límites de la intervención policial. Cuando se habla de las consecuencias de la inseguridad se suelen decir barbaridades momentáneas, espontáneas, apasionadas. Cuando a un familiar de una víctima de un homicidio le ponen el micrófono antes que el psicólogo escuchamos de todo y con ese todo después se hacen proyectos de ley para perseguir a motochorros, a los trapitos, para preguntar a los pobres qué hacen acá, o a los jóvenes a donde van.


El kirchnerismo cuando asumió tomó una decisión de oro: no reprimir la protesta social. Te diría, Rulo, una decisión copernicana para la historia argentina. Había antecedentes cercanos para tomar esa decisión: además de ser digna para las personas, era estratégica para un proyecto político. No sabemos muy bien qué más iban a hacer, cuántos límites más le iban a poner a la Policía Federal (la vergüenza nacional). Pero llegó Blumberg, rápido apareció el falso ingeniero. El primero que le impuso agenda a Néstor K. Y destrozaron el código penal y cualquier intento de política de seguridad seria y larga. Hay más de esta época: la PFA no molesta a los jóvenes de clase media que andan por la calle en la Ciudad. Eso tiene otro antecedente previo al kirchnerismo: la autonomía de la Ciudad y la derogación de los edictos en el año 1996. Les costó a los polis adaptarse. Y hoy se conforman básicamente con seguir persiguiendo y maltratando a jóvenes pero pobres, cometan o no delitos.


Pero las manifestaciones no. Tienen protocolo, no van con armas. Firmaron compromisos. No hubo muertos.


¿Cuál es el limite para no intervenir en una manifestación pública? Los objetivos de este protocolo fueron: promover intervenciones del Estado respetuosas de los derechos humanos en el contexto de manifestaciones públicas, identificando buenas prácticas, mejorando la capacidad de control por parte de la sociedad civil y los organismos públicos.


Es evidente que si un “manifestante” saca un arma de fuego y se dispone a disparar, no hay que aplicar ese protocolo ni esas prácticas policiales. Los comisarios solían decir (y algunos los siguen haciendo) a los vecinos: “tenemos las manos atadas, nos sacaron los edictos”. Es una falsa premisa: lo que ellos entienden por hacer algo es perseguir determinados desvíos a la moral pública y cuando realmente tienen que hacer algo no lo hacen porque no quieren o porque no están preparados. Hoy ese discurso podría repetirse (y lo escuché una vez a un poli en la 9 de julio diciéndole a un vecino en el marco de un acampe de militantes en la puerta del Ministerio de Desarrollo Social: ¡¿sabes cómo le meteríamos palo a estos si nos dejarían?!, ¡¡nos encantaría!!”, chan) y la poli podría decir que no intervinieron porque tienen las manos atadas en las manifestaciones.


Entonces, lo que pasó el miércoles no puede analizarse como si se debe o no reprimir la protesta social. Esa discusión en este caso es una discusión que le sirve a la policía, no a la política. Muchachos, era una banda de asesinos que tiraron a matar a integrantes de un partido político que se estaba manifestando. Eso es delito. Antes y después de todo.


Hipótesis: 1) La policía sabía poco y nada de lo que iba a pasar. 2) Vieron que se pudría y se abrieron. 3) Negociaron con la patota y les dejaron el camino libre. En las tres hipótesis hay una falla en la intervención policial, que es consecuencia de las fallas en las políticas de seguridad, que es una falla en el control político de las fuerzas de seguridad.


Porque no se trata sólo de imponer que no se reprima. Se trata de trabajar para que sepan qué hacer cuando algo tienen que hacer. Ojo, no estoy diciendo que no hay policías capaces, que son todos unos inútiles, o lo que sea. No me importa ahora eso. Lo que digo es que de esa parte (del cómo hacer) la política argentina no se ocupa. A los más bestias no les preocupa porque dejan en manos de la policía todo, que lo hagan como quieran. Y a los “progresistas” o de centro izquierda, no les gusta eso pero no muestran alternativa.


Las fuerzas de seguridad en un estado democrático capitalista (nos guste o no) tienen que tener una línea política para saber cómo intervenir ante el delito. No alcanza con sólo bajarles línea para saber dónde no tienen que intervenir.




PD: Che, hablando de policías, no se puede creer la actitud vigilante de la Unión Ferroviaria. El asesinato de Mariano es lo central. Pero los hijos de puta fueron a las vías a sacar a los del PO. Un gremio de “trabajadores” haciendo de policías. Reprimiendo. Ni siquiera se molestaron en aparecer como la empresa. No. “Somos el gremio, el tren no lo cortás y encima te matamos”. Están a la derecha de Patti..

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lupus, vos que compartis sobrenombre con NK, aún no te diste cuenta de que en todos los muertos sociales de este gobierno hubo tercerización de los sicarios? Que siempre alguien disuelve protestas pegando y matando pero que nunca es -de manera directa- el Estado? No te llama la atención? No ves un modus operandi??

MINGUS

Vir dijo...

Porque supones que los sicarios tienen que ver con el estado, a mi me parece todo lo contrario que los sicarios son pagados por quiene quieren claramente perjudicar al estado. La muerte de Mariano duele tanto que nos perjudica a todos!!!!
Es hora que nos empecemos a meter con un tema muy dificil, el sindicalismo y sus tramas.