En esto estamos...
Parar la pelota. Pensar. Otear el horizonte. Levantar la cabeza en la mitad de la cancha y dejar de correr por los laterales mirando al suelo. Hay formas de trabajar la seguridad. Pero lleva tiempo. Planes. No hay respuestas en la urgencia. Este no es un blog urgente. Hay que abrir los ojos. Mirar al otro. Sentirlo. Traerlo. Acá vamos a tratar de reflexionar, de jugar corto para llegar lejos. Vamos a discutir la inseguridad y analizar las políticas de seguridad. Hoy, en general, no hay verdades ni mentiras: hay apuro hueco y complicidades. No nos bancamos el discurso dominante sobre la inseguridad y somos críticos de las cortas respuestas progresistas. Vamos por más. Vamos al hueso. A donde duele. A veces duele sentir y muchas otras, pensar. Somos Criminal Mambo. Un blog sobre seguridad ciudadana del campo nacional y popular.
lunes, 11 de octubre de 2010
Ojo con el ojo progresista
Lo habrás escuchado y leído varias veces, Rulo, desde el progresismo se argumenta, con valedera razón, que si se mejoran las condiciones sociales y económicas de los sectores más pobres entonces bajan los índices del delito. Es cierto, es innegable y es una bandera para nosotros en este blog, en el trabajo y en la militancia. Pero ojo con manejarse con esto como si fuera el discurso único. Utilizado livianamente puede estigmatizar a los pobres, como estigmatizan los medios y los sectores conservadores o de derecha. Y utilizarlo como solución mágica evita discutir otras muchas cuestiones de la seguridad. Alberto Binder es un especialista en seguridad, que para este blog mide muy bien y lo explica claramente en un reportaje que le hicieron en Miradas al Sur: Pareciera que una política de seguridad progresista tendría que tener como eje principal la inclusión social. Y eso no es así. Obviamente, es algo por lo que peleamos por razones de justicia social y de dignidad humana, pero no por razones de seguridad, porque incuba el doble riesgo de no identificar bien el problema y de naturalizar el prejuicio de que los problemas de criminalidad son problemas de pobreza. Y en gran medida, la criminalidad es una red de mercados ilegales controlados por gente que no tiene nada que ver con la pobreza, sino que la recluta como mano de obra barata. La policía y la Justicia se ensañan con ese segmento, pero hacen muy poco por desbaratar los mercados y la gente que los maneja. Buena parte de la criminalidad urbana está organizada, por sus estructuras de mercado apañadas por funcionarios policiales y políticos.
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