En esto estamos...

Parar la pelota. Pensar. Otear el horizonte. Levantar la cabeza en la mitad de la cancha y dejar de correr por los laterales mirando al suelo. Hay formas de trabajar la seguridad. Pero lleva tiempo. Planes. No hay respuestas en la urgencia. Este no es un blog urgente. Hay que abrir los ojos. Mirar al otro. Sentirlo. Traerlo. Acá vamos a tratar de reflexionar, de jugar corto para llegar lejos. Vamos a discutir la inseguridad y analizar las políticas de seguridad. Hoy, en general, no hay verdades ni mentiras: hay apuro hueco y complicidades. No nos bancamos el discurso dominante sobre la inseguridad y somos críticos de las cortas respuestas progresistas. Vamos por más. Vamos al hueso. A donde duele. A veces duele sentir y muchas otras, pensar. Somos Criminal Mambo. Un blog sobre seguridad ciudadana del campo nacional y popular.

viernes, 19 de febrero de 2016

Sheriff, Sheriff, Sheriff, no permitas que pise mierda en mi jardín.



Sheriff! Sheriff!
Tapales la nariz!
Sheriff!
Sheriff!
con bolitos de tissue
Sheriff! Sheriff!
ladrá! ladrá y morde!
No permitas que pise mierda en mi jardín.

No tienen norte, no tienen salvación
hacé el trabajo y redimilos, por favor
Que se mejoren allá en la eternidad...
(partíles el buñuelo y quitá mi pena así)

Sheriff! Sheriff!
Mi sheriff gigola!
Sheriff! Sheriff!
meté bala, por favor!
Sheriff!
Sheriff!
con tu gracia criminal
empezá ya la puta cosa y sé feroz...

El gobierno de los focus group debe haber advertido que "la gente" está harta de los cortes de calle. También sabe que a "la gente" le gustan los sheriff: te doy 5 minutos y sino te vuelo. Después te vuelan y mucha de esa misma gente que pedía bala dice que la policía está llena de delincuentes, gordos inútiles, que cómo van a tratar así a un manifestante. Todo es urgente en Seguridad. Menos las soluciones concretas. Nosotros descreemos de esa creencia de que la mayoría de la sociedad argentina es fascista y quiere eliminar a los negros. Hay contextos que promueven esas expresiones, pero también hay contextos que promueven las contrarias. Como sea, creemos que si hay algo que “la gente” no tiene claro es cómo se solucionan los problemas de seguridad. Basta juntarse con 15 ciudadanos cualquiera a hablar del tema y rápidamente se advierten las contradicciones sobre el asunto: “quiero un policía en la puerta de mi casa” para 10 minutos después decir: “yo no quiero un policía cerca porque te marca los movimientos y los vende a los chorros”.
No se sabe mucho del tema porque en general no hay discusión ni debate sobre eso. Y, además, es un tema complejo de imposible solución en su totalidad. Solo se puede reducir la violencia, no eliminarla. Esa verdad trae angustia y desazón. La desazón reacción irracional: bala.

No hay debate. Hay urgencia. Es como la educación de los niños: es más fácil pegarle un chirlo y un fuerte grito cuando se porta mal que intentar dialogar, entender, enseñar, resolver.  El niño golpeado y maltratado se sigue portando mal. El otro quizás no.  En seguridad se habla del concepto “gestión del conflicto”. Esa fue la medalla de oro del kirchernismo: bucear en la demanda social y no ahogarla. De ese principio salió la no represión de la protesta social.
El nuevo protocolo para manifestaciones es un hecho político repleto de aberraciones jurídicas propias de gobiernos dictatoriales. No hay prohibición de usar balas de plomo y no obliga a los policías a ir identificados. Es decir, deja la puerta abierta para un nuevo 20 de diciembre. Es decir, retrocede con todo lo que se avanzó en la materia desde aquel 20 de diciembre.

El marketing clase mediero los lleva a violar derechos humanos aprovechándose del cinismo que impera en el mundo que, entre otras cosas, genera la visita de Obama a la Argentina el 24 de marzo.
Resta saber si esas palabras sueltas haciéndose los malos se convierten en acciones concretas. O si solo se trata de otro globo amarillo que se pierde en las redacciones de las agencias de noticias.

Tenemos confianza en que nuestro pueblo no permitirá más muertes por manifestarse. Y sabemos que Patio Bullrich y sus secuaces están hundidos en su propia herida.

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