Publicar
que hay 10.700 robos y hurtos al mes es de una liviandad peligrosa. No explica
la diferencia entre uno y otro, no dice dónde se producen, con qué frecuencia.
Tirados así al boleo la gente puede pensar cualquier cosa. Muchos de esos
números están distorsionados, no son reales los hechos o la locación de los
mismos. De igual manera, muchos de estos delitos no se denuncian. Miedo.
¿Cuál
es entonces el motivo de publicarlos?
En
principio hay 3 cuestiones que pueden observarse sobre el tema de la seguridad.
1. El análisis de la información y la
elaboración de políticas publicas adecuadas. La discusión sobre cuál es el
mejor camino. Brindar información a la ciudadanía sobre formas de prevenir el
delito o información clara y sencilla sobre lo que está pasando en la materia.
2. La utilización mediática y de mercado
con el objeto de generar audiencia con el miedo por un lado. Y, a partir de
esto, ofrecer servicios de seguridad privados como vigilancia, cámaras,
alarmas, blindajes, etc.
3. La utilización política de la
seguridad. Los números o la problemática en función de un interés político.
Cuando escuchamos o leemos sobre el particular notaremos que nunca hay una
propuesta concreta sino generalizaciones varias: estigmatizaciones (pobres,
trapitos, vendedores ambulantes), verdades de perogrullo (combatir al narcotráfico
(?), la corrupción policial, etc) o barbaridades como la argentina sicaria,
etc, etc. Ninguno explica qué y cómo se hace.
Los
datos así difundidos sólo sirven para los puntos 2 y 3. Y en virtud de dónde se
publican tiene mucho más sentido que se sostengan sobre estos dos apartados. No
sorprende.
Lo
que debemos hacer es tatar de formar e informar. Seguir haciéndolo aunque
cueste trabajo. Ocultar datos o brindarlos de forma aislada, sin explicarlos
sólo le hace el juego a quienes pretenden lucrar con el problema de la
seguridad. Cada vez que informamos mal, damos un paso atrás. Y sí, cuesta trabajo,
es cansador, hay que soportar operaciones, discusiones insólitas. Sí, hay que
hacerlo. Para cambiar la forma en que la sociedad ve la seguridad es preciso
sostener el discurso, pero sobre todo profundizar las políticas de seguridad
democrática explicándolas. Todo el tiempo.
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