En esto estamos...

Parar la pelota. Pensar. Otear el horizonte. Levantar la cabeza en la mitad de la cancha y dejar de correr por los laterales mirando al suelo. Hay formas de trabajar la seguridad. Pero lleva tiempo. Planes. No hay respuestas en la urgencia. Este no es un blog urgente. Hay que abrir los ojos. Mirar al otro. Sentirlo. Traerlo. Acá vamos a tratar de reflexionar, de jugar corto para llegar lejos. Vamos a discutir la inseguridad y analizar las políticas de seguridad. Hoy, en general, no hay verdades ni mentiras: hay apuro hueco y complicidades. No nos bancamos el discurso dominante sobre la inseguridad y somos críticos de las cortas respuestas progresistas. Vamos por más. Vamos al hueso. A donde duele. A veces duele sentir y muchas otras, pensar. Somos Criminal Mambo. Un blog sobre seguridad ciudadana del campo nacional y popular.

miércoles, 27 de abril de 2011

Torturas en comisarías. Un fallo seguro.




1) El otro día con compañeras y compañeros abogados charlábamos sobre la responsabilidad judicial en las políticas de seguridad. Muchas veces que se discute un tema de trascendencia pública el poder judicial sale indemne, no por falta de responsabilidad sino porque no se lo menciona. Otras veces, como en el caso Sal Lari, se sanciona a integrantes de ese poder por no disciplinarse en una línea de mano dura que, como ya dijimos muchas veces, no resuelve sino que reproduce la violencia y la inseguridad. El sistema judicial es cómplice de la inseguridad porque actúa a corto plazo y cuando alguno piensa en el futuro, lo quieren echan. Por otra parte, para muchos jueces cuando la inseguridad la genera la misma policía, no hay delito. En temas de seguridad el poder judicial tiene mucho para hacer, siempre tuvo mucho para hacer y, en la práctica, a veces puede tener más incidencia que un Ministerio de Seguridad.

2) Tradicionalmente cuando la policía tortura en una comisaría pasan dos cosas en la investigación judicial: o no se investiga o se investiga como apremios ilegales y no como tortura (la pena por apremios es de uno a cinco años y por tortura de ocho a veinticinco años de prisión).

3) Realizada esa crítica que, por supuesto, requiere mucho más análisis, Rulo, con tu permiso, quiero comentar una sentencia judicial que, como una isla, muestra algo de esperanza en este naufragio. Es un caso que comentamos acá, en el cual se denunció que policías de la Comisaría 23 habían torturado a tres menores (dos de 17 y uno de 16) en julio del año pasado. Las torturas fueron con una especie de picana eléctrica en el patrullero y en la comisaría. Además, también como método de tortura, los policías les pegaron en la cara y les cortaron el pelo. Simplemente los acusaban de romper el vidrio de una camioneta. El caso fue publicado, entre otros lugares, en el suplemento Ni a Palos del diario Miradas al Sur el 2 de enero de este año.

Fue el primer caso en los últimos 8 años que la Defensoría del Pueblo de la Ciudad tomó conocimiento de la implementación de la picana como instrumento de tortura en Comisarías de la Ciudad. Y fue el primer caso en esa institución en el cual se tuvo como protagonista a una mujer policía en un caso de tamaña relevancia de brutalidad y/o violencia policial.

Lo cierto es que el Juzgado de Instrucción n° 26 de la Capital, a cargo de Mariano Scotto, el 8 de abril, procesó por torturas a la mujer policía, que estaba a cargo esa noche del servicio externo de la Comisaría 23, y a dos policías más involucrados, y les ordenó la prisión preventiva. La mujer, Natalia Fernanda Verón, está prófuga. El fallo advierte sobre el desprecio a la dignidad humana que mostraron los procesados respecto de los menores detenidos. A otros policías que también estuvieron esa noche los procesó por apremios ilegales y/o por el delito de omisión de denunciar. El juez tomó partido por una postura frente al delito de tortura: para configurarse tortura no es necesario requerir una confesión sino que lo que importa es la gravedad de los sufrimientos físicos y mentales impuestos a la víctima.



Textual de la sentenica: "A mi juicio, y desde una perspectiva jurídico- valorativa el solo empleo o uso de la "picana" para el pasaje de corriente eléctrica resulta suficiente para configurar el grave tormento físico y psíquico que exige el tipo legal de tortura al que de esta forma cubre sobradamente. Y más allá de la simbología que este elemento de tortura reviste en nuestro país por haber sido una práctica nefasta pero cotidiana durante la última dictadura militar, lo que ya de por si lo hace claramente censurable en un estao de derecho democrático como el actual, en el plano objetivo es la gran crueldad y sufrimiento que el mismo genera en la víctima lo que permite afirmar que su uso es una forma de tortura en los términos del art. 144 tercero inc. 1 y 3 del Código Penal".



4) Para nosotros esto es un problema de seguridad y es mucho más trascendente que lo que habitualmente nos muestran como inseguridad. Básicamente por los bienes en juego. Es mucho más importante en una democracia la dignidad humana que el vidrio de una camioneta. Esto es lo que se está diciendo cuando, para empezar cualquier política seria, se anuncia una reforma en las instituciones de seguridad. Estos policías aprendieron en la dictadura y en estos casi 30 años de democracia (ayudada por políticos cómplices y medios de comunicación irresponsables) que la propiedad de un rico es más importante que la vida de un pobre. Así de sencillo. Y la reforma que empezó Garré apunta a modificar eso, la base de la pirámide.. Ya lo dijo Righi hace casi 40 años, un adelantado. Por eso hay que cambiar los nombres de las escuelas, los profesores. Y militar y laburar para que también los jueces se comprometan con este nuevo paradigma.

5) En definitiva, Rulo, vos sabés que en este blog queremos ser prácticos. No por desconocer la complejidad del tema de la seguridad ni mucho menos. Pero pensemos. Si un juez o jueza dicta prisión preventiva a un ladrón de gallinas y no investiga una tortura, está ayudando a generar más inseguridad. El fallo que comentamos, por suerte, pone el ojo donde pocos jueces quieren ver, en ese lugar donde la política pública nacional está mirando con mucha más atención desde diciembre del año pasado. Salud.

lunes, 25 de abril de 2011

El Plan Nacional de Participación Comunitaria en Seguridad



Lupus, después de este artículo de Feinmann queda poco por decir. Pero queda mucho por hacer. Y para hacer que las cosas cambien hay que ponerles el cuerpo. De eso te quería hablar, de poner el cuerpo. Y también la cabeza...

La creación de los foros de seguridad dentro del Plan Nacional de Participación Comunitaria del Ministerio de Seguridad -a cargo de Marta Arriola- dispone la edificación de un escenario en el que la población puede ayudar a elevar los estándares de seguridad. ¿Eh? ¿Vos decís? ¿Cómo es eso posible?

Partimos siempre de la base que la seguridad no es sólo responsabilidad de la policía (ni requiere un abordaje policial) y por tanto la participación de todos los actores sociales es fundamental a la hora de mejorar las graves situaciones que atraviensan numerosos barrios o zonas de nuestra ciudad y el país.

Hemos dicho varias veces que la participación y la recuperación del espacio público son dos instancias bastante económicas en la ejecución presupuestaria y de alto impacto en los índices de seguridad. La primera porque involucrarse supone un compromiso mayor con cualquier problemática. Asumir la responsabilidad y proponer alternativas superadoras es siempre un paso más allá de la situación inicial de la que uno parte. Participar, además, en este caso, ayuda a tener un diagnóstico más preciso y una supervisión más aplicada sobre las fuerzas de seguridad.

En tanto que la recuperación del espacio público es para mi el primer eslabón en las políticas de prevención. Y esto va desde luminarias y que no haya pozos en la calle hasta actividades recreativas, comerciales y culturales. Ferias, recitales, prácticas deportivas, etc. Cuantos más seamos en la calle, cuanto más podamos comunicarnos entre nosotros, menos exclusión generaremos. Porque la exclusión o la inclusión no sólo responden a una matriz económica, son básicamente social y cultural. En el terreno del espacio público es donde más se achican esas diferencias y más democrática se vuelve la vida.

Sin embargo el desafío es grande. La construcción de estos espacios no puede regalarse. Conocemos como han funcionado algunos y como fueron ocupados por vecinos fachos y por delegados policiales. En otros la policía nunca ha ejecutado las propuestas de los foros.

Los foros necesitan de política. Y de participación política. Este tema hay que militarlo y para militarlo hay que formarse. Creo que los foros son instancias válidas y una oportunidad de abordar la seguridad desde una perspectiva no solo novedosa sino próxima, concreta, real. Desenmascarar el discurso mediático Lupus es volver a recuperar la política, incluso en los temas de seguridad. Volvemos a discutir sobre lo concreto y como cambiar la realidad que nos circunda.

El déficit es la conducción política de estos espacios y el contenido y sentido que se buscará implementar, porque pueden transformarse en cajas de resonancia del malestar general con la situación, ser abordados por simpatizantes policiales, vecinos ofuscados o consumidores compulsivos de noticias. Entonces nuestro compromiso es participar en esas instancias garantizando los ejes del nuevo paradigma, que entre todos se esta comenzado a construir y que se viene impulsado desde el ministerio que conduce Nilda Garré. Poniéndole el cuerpo Lupus, como siempre.

sábado, 16 de abril de 2011

Las UPP de Río de Janeiro


Rulo, ayer tuve el privilegio de participar de un almuerzo con Robson Rodrigues, Coordinador General de las Unidades de la Policía Pacificadora (UPP) de Río de Janeiro. Las UPP tienen actualmente 19 unidades que intervienen en 57 favelas de Río.

A diferencia de la visión mediática que se nos quiso imponer hace un par de meses, en Río la intervención de las fuerzas de seguridad en las favelas no es a sangre y fuego y con los militares, sino todo lo contrario. Rodrigues nos explicó que sólo en una favela solicitaron la colaboración del Ejército por falta de personal, pero que en octubre de este año, cuando estén formados nuevos agentes, el Ejército se va a retirar y será reemplazado por la UPP. Acá nos quisieron hacer comer, otra vez, que las Fuerzas Armadas resolvían los problemas en Brasil y que nosotros ante el flagelo que nos aqueja deberíamos recurrir a ella. Otro papelón de Duhalde y su señora.

Robson es antropólogo. Eso solo nos dice cuál es la decisión política para la seguridad en las favelas. Es muy crítico de la línea tradicional de las fuerzas armadas y de seguridad en Brasil. Dice: “primero dieron combate a los republicanos, luego a los comunistas y después a los pobres. Mi tarea es poder ayudar para cambiarles ese concepto, es un trabajo difícil pero estamos avanzando”. Las UPP empezaron en 2008 y cuentan sólo con 3000 integrantes. Sin embargo, en sólo dos años bajaron considerablemente el nivel de violencia y de delitos en todo Río de Janeiro.

La filosofía de las UPP no es la de combate, ni la de chicos malos, más malos que los narcos. Obviamente que están profesionalizados y tienen rigor. Pero está entre sus objetivos para los próximos años dejar de llevar armas. Sí, dejar de llevar armas a las favelas. Acá todavía se discute la medida de no llevar armas a las manifestaciones.

Robson nos cuenta que todo cuesta mucho porque la doctrina que amamantaron durante tantos años los policías es difícil modificarla. Pero está en eso. Buscan nuevos integrantes en otras policías pero también en las universidades, en la academia. En los equipos de trabajo todos pueden hablar, opinar y no hay sanciones. Los policías se tocan.

Las UPP abren el camino en las favelas para que entre el resto del Estado. Si bien es cierto que sigue siendo la mano policial la que primero entra, también es cierto que, según cuenta Robson, se trata de un plan integral de la gobernación de Río: pacificar las favelas con las UPP y detrás de eso el Estado social con todo su potencial: la única forma de vencer al narcotráfico.

Al final del almuerzo, con funcionarios de la Ciudad en la misma mesa, le pregunté a Robson si no quería venir a charlar con alguien de la Metropolitana. Digo, para que entiendan. Lamenté que no estuviera alguno de ellos ahí escuchando. Porque en la “Tana”, que también existe desde el 2008, están haciendo todo lo contrario. Siguen con el régimen militar para los cadetes y siguen reglamentando el Estatuto con normas arcaicas de contenido estrictamente disciplinario. Pero lo que es peor, eso no les sirve ni para hacerse los malos. Con 3000 personas las UPP pacificaron 57 favelas; con 2000 hombres la PM no puede ni cuidar los 33 hospitales. Me da un poco de vergüenza ajena. Además de mucha bronca.

Si quieren saber más sobre el asunto, acá Rodrigues brinda información más detallada.

viernes, 15 de abril de 2011

Garré cambió los nombres de las escuelas de policías


Esto es histórico, amigas y amigos. Lo veníamos pidiendo desde hace muchos años. La política es un mundo de símbolos y los símbolos son fuente de las políticas públicas. Las escuelas de polícias en esta Argentina democrática tenían nombres de asesinos. Ahora, con esta resolución de Garré, llevan nombres nacionales y populares. Criminal Mambo saluda tal gesta.

Asi como se bajó el cuadro de Videla, era necesario bajar el cuadro de Villar, asesino bestial. Viva!




Por la resolución 167 del 14 de abril, la ministra Garré instruyó el cambio de denominación de la “Escuela Superior de Policía”, que llevaba el nombre del Gral. Cesario Cardozo, por el de “Comisario General Enrique Fentanes”, reconocido como el más ilustre teórico de la labor policial. Fentanes fue docente y académico, contribuyó a sentar las bases para la creación de la Policía Federal en el año 1943.

La “Escuela de Cadetes”, que llevaba el nombre de “Ramón L. Falcón”, pasó a denominarse “Comisario General Juan Ángel Pirker”, quien fuera destacado jefe policial de la democracia entre 1986 hasta su falleciemiento en 1989. Pirker fue un firme batallador d ela integración de la institución con la sociedad, con el respeto a los Derechos Humanos como estandarte de su gestión. “Supo elevar las capacidades del cuerpo policial para esclarecer delitos y avanzar en la construcción de una sociedad más segura promoviendo la honradez, experiencia, capacidad y respeto por la justicia y el derecho como los valores a partir de los cuales erigir la labor policial”, señala el texto de la resolución firmada por Garré.

Y, finalmente, la “Escuela de Suboficiales y Agentes que otrora se llamara “Comisario General Alberto Villar” pasó a denominarse “Don Enrique O’Gorman”, hermano de la célebre Camila O’Gorman cuya vida y tragedia fue consagrada en varios libros y en la película homónima de María Luisa Bemberg.

O’Gorman fue Jefe de la PFA entre 1867 y 1874. Contribuyó a la reorganización de la fuerza y dispuso de la remisión inmediata de la aplicación de barras y cepos a los detenidos en comisarías por considerarlos instrumentos de tortura.


jueves, 14 de abril de 2011

La Segutrivia



Amigos Lupus y Rulo, hacía un tiempo que no les escribía. 
 
Les debo muchas historias. No porque me las reclamen, sino porque siento que tengo la necesidad de decir algunas cosas, y a ustedes les ha tocado en desgracia tener que conocerme y de vez en cuando soportar estos embates en una verba que se puede calificar como más o menos mediocre.  Espero que sepan comprender este ataque violento de criminalmambitis.
Para relajar, les propongo un juego: que adivinen en qué año y lugar se escribió el texto que les transcribo a continuación, y quién fue el responsable de plasmar en un papel semejantes ideas. 

Si, viene choreado el post.  Al final van las opciones

Pancho

(…)¡Van a hacerme un héroe! Esa es la última noticia…La locura de las matanzas ha de ser extraordinariamente imperiosa, ¡para que se pongan a perdonar el robo de una lata de conservas! ¿Qué digo, perdonar? ¡Olvidar! Desde luego tenemos la costumbre de admirar todos los días a bandidos colosales, cuya opulencia venera con nosotros el mundo entero, pese a que su existencia resulta ser, si se la examina con un poco más de detalle, un largo crimen renovado todos los días. Pero esa gente goza de gloria, honores y poder, sus crímenes están consagrados por las leyes, mientras que, por lejos que nos remontemos en la historia –y ya se sabe que a mí me pagan para conocerla-, todo nos demuestra  que un hurto venial, y sobre todo de alimentos mezquinos, tales como mendrugos, jamón o queso, granjea sin falta a su autor el oprobio explícito, los rechazos de la comunidad, los castigos mayores, el deshonor automático y la vergüenza inexpiable, y eso por dos razones: en primer lugar porque el autor de esos delitos es, por lo general, un pobre y ese estado entraña en sí una indignidad capital y, en segundo lugar, porque el acto significa una especie de rechazo tácito hacia la comunidad. El robo del pobre se convierte en un malicioso desquite individual ¿me comprende?... ¿Adónde iríamos a parar? Por eso, la represión de los hurtos de poca monta se ejerce, fíjese bien, en todos los climas, con un rigor extremo, no sólo como medio de defensa social, sino también, y sobre todo, como recomendación severa a todos los desgraciados para que se mantengan en su sitio y en su casta, tranquilos, contentos y resignados a diñarla por los siglos de los siglos de miseria y hambre…Sin embargo, hasta ahora los rateros conservaban una ventaja en la República, la de verse privados del honor del llevar las armas patrióticas, nacionales y populares…Pero a partir de mañana, esa situación va a cambiar. (…)

¿Quién lo dijo?
1-     Raúl Alfonsín, Buenos Aires, 1983
2-      Luis Majul, Siberia, 2011
3-      Nilda Garré, Buenos Aires, 2006
4-      Bono, Dublin, 2001
5-      Bernardo Stamateas, Punta del  Este, 2009
6-      Elisa Carrió, Ragnarok, 2035
7-      Marcelo Saín, Morón, 2011
8-      Louis-Ferdinand Céline, París, 1952
9-      Martín Buscaglia, Cabo Polonio, 2008
10-   Jorge Asís, Quilmes, 1492
La solución, en el próximo capítulo…

lunes, 11 de abril de 2011

La inseguridad real: suspensión del Juez Sal Lari

Argentinos y argentinas, querido Rulo:


Suspender a un juez que cumple lo que dice la Constitución. Suspender a un juez que es perseguido y desprestigiado por hacer lo que juró hacer cuando le dieron el diploma en la facultad de Derecho y cuando asumió su cargo. Suspender a un juez que, como toda maldad, cumple con lo que dice el Código Procesal.

Esto es inseguridad.

Y esto es violar los derechos humanos del presente y del futuro

El Juez Sal Lari forma parte de la resistencia a un proceso político que en la provincia de Buenos Aires detiene a todo morocho que se cruza en el camino y lo manda a cárceles para ser torturado.

jueves, 7 de abril de 2011

La gestión o la palabra


Che, Rulo, no falta mucho para que algún gracioso nos diga: “es la seguridad, estúpido” como si desde ahí saldrían todos los problemas de nuestra sociedad. Y que se piense, con la utilización de esa frase adaptada, que, con seguridad, se resuelven los dramas sociales y se ganan elecciones. Esta semana, que viene cargadita como pocas, los temas de seguridad son record. Una buena noticia es que no lo son porque hubo un muerto que parecen muchos por su repetición en la tele. El tema es tapa porque se trata de políticas de seguridad y eso, en algún punto, es bienvenido.

La mala noticia es que, como siempre, aparece en la superficie lo que menos importa y hay que bucear un poco para encontrar las bases, las explicaciones, los fundamentos del problema. Y no hay que hacer mucho esfuerzo, no es un relato al estilo de un cuento de Hemingway (donde la clave es no decir, sino sugerir, donde un relato visible esconde un relato secreto) sino que acá todo está a la vista solamente que muchos eligen no verlo.

El gobierno de Macri desde sus días de campaña, pasando por los seis meses que tuvo para “preparar los equipos” y fundamentalmente en la gestión, se ocupó principalmente de la imagen, de la palabra, de lo visible; y no de lo real, de la transformación, de la gestión. Esto es la puesta en práctica del famoso abrupto: “el fin de la historia”. Termino la historia, empezó la imagen. Por eso Duran Barba como jefe de gabinete real. Imagen y no gestión, palabras adecuadas en TN en lugar de la rosca en el palacio de gobierno. Denuncias penales sin fundamento, con el solo objeto de que aparezca la noticia.

Y eso convierte que una medida que quiere “la gente” se transforme en una medida que en realidad no quiere “la gente”. Es habitual escuchar como demanda de un sector de la sociedad más presencia policial en las calles. Aclaraciones: en los talleres que se hicieron el lunes en la primera jornada del programa de participación comunitaria del Ministerio de Seguridad no era eso lo que pedían los vecinos y vecinas del sur de la ciudad. Se sabe que la presencia policial por sí sola no resuelve el problema de la violencia y el delito y que, en muchos casos, hasta los incentiva. Pero bueno, lo absolutamente cierto es que una política de seguridad que tienen por objeto prevenir y conjurar el delito parece mucho más razonable con policías en las calles que adentro de una oficina. Y eso es lo que hay que discutir, lo que hay que ver. Y no lo quieren mostrar. Se dijo que iban a quedar sin policías los tribunales. Horror. Mentiras. Ahora sacar un policía del edificio de Rentas es dejar a la sociedad desamparada. Macri suele decir que “no se puede salir a la calle” por la inseguridad. De Narváez dice que es cierto que se venden más autos pero que “para qué sirve si cuando te llevás el auto de la concesionaria te roban en el camino a tu casa”. Ahora va a haber más policías en la calle y en el camino a casa. Pero estamos desamparados.

Lo real: el Ministerio de Seguridad de Nación decidió dentro de su plan de seguridad para la Ciudad poner más policías en calle. Dentro de las alternativas factibles y convenientes se decidió reconfigurar la figura del servicio de policía adicional. Recordemos, Rulo, que eso significa horas extras y que eso tiene como consecuencia que los policías descansan menos, la carga laboral afecta su salud y en consecuencia se ve perjudicado el servicio que tienen que dar a la comunidad. Un policía cansado y con problemas de salud no va a tener todas las luces para tomar una decisión adecuada ante la aparición de un problema. Lo ideal en un modelo policial moderno es eliminar las horas extras o adicionales. Varias policías provinciales lo tienen prohibido como por ejemplo la Metropolitana. Uy, Rulo, La Metro. ¿Qué hacemos? Parece que ni sirve ni para espiar.

Macri debería dejar de llorar y ponerse a laburar. Con lo que aprendió en la escuela primaria le alcanza para resolver el problema. Primero, tiene que sumar todas las horas adicionales que no le pagó a la PFA (puede usar una calculadora y lo hace al toque) y entender que las deudas se deben pagar. Y después (que lo ayude su ministro de Haciendo sino) tiene que saber que el reemplazo de los objetivos que eran cubiertos por la PFA con módulos de policía adicional contratados por la GCBA podrían ser cubiertos con el servicio ordinario (8 hs) de alrededor de 600 polis metropolitanos. Gestión o palabras.

Pocos saben que, además, existe en la Ciudad en cuerpo de Policía Comunitaria: Federales que les paga la Ciudad y que deben cumplir los objetivos que la Ciudad decida. ¿Qué pasó? Macri la desactivo. Entonces, dejémonos de joder, posta.

Si hay zonas o dependencias que son sensibles se debería asignar recursos ordinarios de las instituciones de seguridad. La queja no debe apuntar a los adicionales, sino a lo normal. Ese parece ser el objetivo de Nación: designar policías en su servicio ordinario donde se necesita para prevención o conjura. Tanto que dicen que se necesita una política seria, programada, etc, etc.; esto va en ese camino. Lo demás son espasmos mediáticos, de una manga de Intrusos de la política.